La vida que nace
y sin llamar llena el alma de gozo;
un nuevo amanecer, una respuesta, una mirada,
un volver a ser, justo en este momento,
donde no cabe lágrima de pena,
ni quejido, ni reproche… ni lamento,
donde no hay lugar tampoco para el desaliento.
Siento la vida que nace y llama con su aurora,
y regala fragancias para dormir y soñar;
bálsamos conque aliviar aquella sonrisa perdida,
instantes para abrazar y no olvidar, para sentir y gozar.
Abro los ojos a la vida que como un dios bueno se revela
y despliega desnuda en su grandeza todo su esplendor;
miradas: las palabras; sonrisas: los abrazos,
esa quietud tras la fina lluvia: otro mensaje de paz;
¿su último beso…?, –me preguntas–,
mira hoy su atardecer, su color y su silencio,
su verdad que ahora se apaga
en él viaja tranquilo y sereno, dormido y confiado
el corazón que antes desolado y confundido,
sin consuelo… lloraba y lloraba.
Copyright:
Poema e imagen:
(jpellicer)
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