Solo me faltó aullar
como el lobo a la Luna…
Yo, que me creía cangrejo ermitaño
me convertí en una jauría.
pero lo trajiste contigo
petrificada en la soledad
de nuestra casa
Y un día,
y resurgí de las arenas,
dejándote en tu isla
entre poemas rotos y escrituras
que te dí
Trashumante
Son los caminos,
los cruces,
Los pastos verdes
ya se han ido…
Trashumante.
el corral sin puertas:
Nerviosidades
si bien, a veces, rumie que florezco grande.
y la magia de las palabras
vuelve a dedicarse a la ansiedad inmediata
que recorre perpleja mis vacíos.
en los trabajos y en los apegos comedidos,
tangibles, solo en la medida
en que la vibración me es devuelta;
como el cambio, en la caja del supermercado.
La lluvia riega el asfalto,
el viento anima a las hojas
de las copas de los árboles
a danzarle al otoño que viene
—de golpe—
a transformar el color del cielo.
Entre las luces de la urbe
se difumina el gris, el naranja…
Y el ruido no cesa.
Noviembre
Se ha transformado,
el espacio corto donde me intuyo.
Resurgen el fervor y las ganas
de continuar, sin pausas.
El rumbo se va intuyendo y
las semillas esparcidas quedaron
en el sendero húmedo, fértil…
que se expande ante mis ojos.
Poemas: ©Ángela Sayago
Imágenes: ©Xavier Espínola
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