Siguiendo el camino de autores como Noah Gordon o Peter Berling, G. H. Guarch nos desvela las andanzas de David Meziel, un médico sefardí de Toledo que vivió de cerca el éxodo provocado por el edicto de los Reyes Católicos. Una etapa poco tratada de nuestra historia, que, escrita en clave de novela de aventuras, cobra vida en esta sin par obra bastiendo, al fin, ese período histórico que cambiaría España para siempre. Con el muy usado recurso formal de narrar en pasado desde el presente, el protagonista nos descubrirá a lo largo de las más de 350 páginas de la novela (a modo de diario), las apasionantes peripecias por el mundo de la época, tan sujeto al género de viajes como prolífico en el aventurero. Y ello el autor lo hace con un lenguaje práctico, aunque no exento de una rica sartén de academicismos que infunden rigor y belleza a la obra, la cual también nos deja un marcado gusto poético a la hora de ensartar las frases en un contexto histórico donde el trabajo del novelista (como siempre en este tipo de obras), consiste en una doble tarea: de una parte, ser genuino en el contexto seudoinventado (ello asiendo un lenguaje actual sin dejar de lado un vocabulario que haga remontar al lector a la época en que ocurre la acción); y de otra, crear una atmósfera que sumerja al lector en la misma época (tarea ardua que requiere un exhaustivo trabajo de investigación). Algo que Guarch nos muestra con un estilo académico poco puritano, utilizando un léxico sencillo, evitando sobrecargamientos retóricos y añadiendo una agilidad capitular con una fuerta dosis de acción y una proliferación masiva de escenarios sugerentes, pero huyendo de estilos más comerciales que dan poco credibilidad a la Historia y sí al contenido.
«[...] Cuando escribes una síntesis histórica (ensayo), puedes ser todo lo original que quieras, pero cuando a ella le añades un argumento (novela), te tienes que meter, no sólo en la piel del personaje inventado sino coger la máquina del tiempo e irte a vivir allá. Y para lograr el máximo rigor en éso, el lenguaje es fundamental. Al margen del trabajo agotador que requiere este tipo de género, por más, el autor debe de proyectar una vena lírica especial (ser doblemente escritor), ya que de lo contrario puede caer, como tantos, víctima del academicismo y de la parquedad léxica. En fin, saber desmitificarlo todo para conjugar, sin perder esencia ni estilo, una lengua viva, natural, que ha de llegar al lector tanto en forma como en contenido, pero sin cansarlo [...]». Ángel Brichs (crítico literario)
A modo de resumen...
En el primer capítulo, la familia de David (el protagonista principal) es asesinada, víctima de uno de los progromos que asolaron la España de la época. De allí, y ya en el segundo capítulo, Salomón Benassar objetiviza acerca de su situación y le insta hacia su próximo fin: la huida, no sin antes prepararle el terreno (si tras la fuga de su casa se había hecho hombre, con Salomón se había convertido en estudiante). Ahora ya estaría preparado para vivir en un mundo incierto, ávido conocedor de las leyes que en él habitan. Un léxico muy entendedor nos sigue relatando historias temibles y, en El monasterio (capítulo 3), de expulsiones y saqueos, torturas y quema de infieles, pero ante todo, apercibiendo la finísima capacidad para la supervivencia, y profundo sacrificio, que ha caracterizado desde antaño al pueblo elegido. Aun lejos de vivir en armonía y comodidades, no pierden las tradiciones que acuñan su religión. Más allá, salvajismo, asesinatos, ganas de vivir. Y allí, en la nueva casa de Dios, encontrarían a los criptojudíos (falsos conversos); monjes de ascendencia judía, que, adoptando nuevos nombres cristianos podrían seguir con sus vidas, entre las insignes fauces de sus brutales perseguidores. En ese monasterio, Meziel aprende a dudar y a saber escoger, comprendiendo además, si cabe, los misterios que se esconden tras los frágiles ladrillos de esa gran biblioteca sacra. Allí descubre que el mundo no es tal y cómo se lo imaginaba, sino mucho más absurdo, frugal e, irreflexivo en muchas realidades y antagonismos que, escapan de la razón y añaden visos de fanatismo, más viejos que el hombre, y fáciles de controlar por aquél...
«[...] La forma de relatar del autor, muy conservadora y más propia de descripciones sumarias y resúmenes protohistóricos, denota su formación religioso-académica, y cierra filas hacia una posible evocación realista de un cuadro de costumbres de los personajes, y sus quehaceres, que puntúan la historia, la cual lo convierten en un ensayo novelado, a símil de una novela de aventuras por entregas, que, a su tiempo, poco ha cambiado en su aspecto formal (tanto en léxico como en estilo), respecto a ésas, tan propias de los 70 y 80 [...]». Ángel Brichs
Acerca del autor... Arquitecto, premiado (entre otros galardones) con la medalla de oro al Mérito Cultural de la República Armenia por su novela, El árbol armenio. Ha sido Premio de Narrativa Vicente Blasco Ibáñez, 1997, es asiduo colaborador en prensa y un habitual de la novela histórica con varios títulos a sus espaldas. En Shalom Sefarad, incursiona en el difícil plano de las relaciones históricas entre cristianos y judíos en época de los Reyes Católicos. El tratamiento que suele dar a sus novelas raya entre la anécdota y un historicismo subjetivo, con un lenguaje muy fácil de captar al lector. Como nos dice Ioram Melcer, traductor de la novela al hebreo: «[...] se trata de un libro que toca la médula de la identidad de los españoles, de los hombres mediterráneos, de los judíos, moros y cristianos que formamos aquella España y que de variadas maneras siguen encontrándose en el día de hoy [...]».
Título: Shalom Sefarad, el médico sefardí
De la reseña: (2ª edición)
Autor: Gonzalo Hernández Guarch
Editorial Almuzara, 2007
ISBN: 84-96710-13-0
379 páginas
Precio: 21,95 €
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