"Es el sueño hecho realidad y no la recreación artifical de aquello que nos sucede. Es la prolongación de nuestra mano, el arma de nuestro pensamiento, y no el esteticismo de aquello que ha quedado bien escrito. Sentimientos, no armonía."
El Neomodernismo Literario (Ed. Cultiva, 2008)
Nacida en Barcelona (1976), Noemí Trujillo Giacomelli se descubrió, hace algunos años, como una singular poetisa y escritora. Con su estilo desenvuelto, a medio camino entre la prosa y la poesía, esta escritora todo terreno ha colaborado en diversas antologías y obras colectivas -como en la obra poética Siete voces para una misma palabra (Bubok)- a la par que también lo ha hecho en solitario con los poemarios La Magdalena (2009) o Lejos de Valparaíso (Sial Ediciones, 2009), obra de la que tenemos el gusto, después de que por expresa voluntad, Noemí remitiese un ejemplar a esta redacción, tener la oportunidad de apreciar, con mayor amplitud, un estilo poético que nos ha cautivado, tanto por su simplicidad y modernidad como por su lenguaje sencillo, sin muchos recargamientos expresivos, pero sin perder esos retoricismos que cualquier obra poética debe tener. Una notable lírica, procedente de una escritora que no se caracteriza, si bien por su vena poética exclusivamente, ya que desde la Asociación Cultural Anceo, de la que es fundadora y presidenta, también se dedica a la divulgación cultural.
Entre algunos de sus éxitos literarios destaca como ganadora de la XXIV edición del concurso de relato breve Ciutat de Viladecans, con el cuento "La Candelaria".
Seguidamente, y para mayor interés de cuantos lectores siguen esta página e incluso los que se adentran en la misma de forma ocasional, les traemos cuatro poemas suyos: "Mis pies apuntan a las estrellas", "El taxi está en la puerta", "Pasan diez mil parejas" y "La luz es abrir los cerrojos", de su libro Lejos de Valparaíso (Sial Ediciones, 2009), para que puedan "gustar" de algunos poemas de un libro que la redacción de este blog os recomienda sin duda alguna:
Mis pies
apuntan a las estrellas
mientras haces la maleta.
Son las cinco de la mañana.
La camisa blanca está
en el otro armario.
Me abraso.
Dentro de mí
albergo gatos.
Me prometes invitarme
a comer cuando regreses
a un restaurante de moda,
te vas y me quedo
sin pulso y sin aliento
y con la cara recién lavada.
Cuarenta y nueve poemas
de Rilke me acompañan.
Hace tiempo que no siento
tu cabello entre mis piernas.
La magia vaga errante
por mi cama.
El taxi está en la puerta.
Tengo grumos
de chapapote
en la lengua.
Sólo son siete días,
me dices,
y como dice Sabina
quinientas noches.
El horizonte me cerca
como un haz de leña.
Mi vientre vacío
me irrita.
Me ha bajado la regla.
Te alejas más de siete leguas.
Flota sobre un cristal
invisible,
mi tristeza.
El mar ha huido a mi espalda.
Pasan
diez mil parejas
de la mano.
Ninguna
somos
tú y yo.
Me asomo
al balcón
y no te veo.
Esta ciudad
se hunde
en un golpe
de viento.
Yo sigo
esperando,
espero siempre.
Espero
sin paciencia
en la desposesión
como el invierno.
Es
lo que tú quieres.
La luz es abrir
los cerrojos de mi miedo
y curar las cicatrices
de los celos,
mirar mis monstruos
cara a cara
y no tenerles miedo.
El mundo es luz y sombra
y campos a través.
No ser perfecta
no me hiere,
me hace consciente.
La perfección
es terrible
y estéril.
Últimamente, gracias a la labor que realizo como crítico literario, escritor y profesor, he tenido la oportunidad de valorar algunas de las obras poéticas más recientes que se hayan publicado en España y en otros rincones de nuestro planeta. E incluso también he podido apreciar -cosa que es muy importante para el estudio de este género literario- obras inéditas de escritores noveles y otros, algo más reputados. Como conclusión final a todo ello he de deciros que la inmensa mayoría, salvo contadas excepciones, me han decepcionado muchísimo. Y eso no ha sido por la ingravidez de ese "verso libre", más parecido a la prosa poética de algunos de los prerrafaelistas europeos de finales del siglo XIX que tanto se usa hoy en día. En sí, el verso libre no es una mala estructura métrica. Todo lo contrario. Te da pautas a recrear un sentido morfológico dispar en la configuración de los versos, e incluso te permite inventarte tus propias normas, tal como lo han hecho algunos de los miembros exiliados de la revista literaria cubana "Diásporas", residentes en su mayoría en Barcelona, de los cuales, Rolando Sánchez Mejías resulta ser uno de sus máximos exponentes. Y si para ello se tiene que apostar por un concepto en el que los razonamientos filosóficos se fundan con la esencia de ese coloquialismo del que nunca nos separamos, bienvenido sea. Los cambios son necesarios y sólo aquellos que quieren mostrar un cambio, un nuevo concepto de canalización de las ideas, huyendo de esa cárcel poética que a menudo suelen representar los talleres literarios y esa lírica "predefinida" por la literatura, que frecuenta más la ortodoxia de un todo o nada, la cual se nos ha impuesto como una obligatoriedad, será posible incentivar esa regeneración tan necesaria para un género, la poesía, que desgraciadamente es de los que menos seguidores tiene entre los lectores.
Lejos de esa línea, sobre todo en lo que atañe a ese aspecto morfológico del lenguaje, aunque no en la forma y el estilo, Trujillo evoca unos conceptos que nos abren las puertas a un nuevo estilo de poesía, moderno y liberal, culminado en versos como "Mis ovarios huelen/ a fruta podrida", en el que justifica esa metáfora sobe el ciclo menstrual, sugiriendo a su vez una hipérbole, dado que el amado no se halla junto a ella, profiriendo una descripción muy grave, utilizando un lenguaje coloquial para explicar aquello que con un exceso retórico no lograría nunca obtener el mismo alcance o significado. Unas nuevas trazas líricas que invocan decididamente a esa nueva mujer, suspicaz, inteligente, cauta y previsora a veces, aunque agresiva y apasionada en otras, la cual, tras largos años de espera, nos exhibe su libertad, gritando su feminidad, la cual no es siempre agradable, gritándonosla a los cuatro vientos. La mujer ya no se la hace callar. Ahora es ella la que manda en su vida. Por ello, deja de estar condicionada por el elemento masculino y, liberada de ese yugo que la tenía maniatada, se realza, describiendo sus sentimientos, explicando su verdad.
Un realismo nuevo para una sociedad nueva, cambiante, diferente, moderna. Y ¡qué menos que intentar profundizar en ese mensaje que recurriendo a una composición literaria nueva! Noemí lo hace, y de una forma espectacular.
La mayoría de autores que utilizan ese tipo de versificación, a menudo no consiguen decir nada en esos versos, motivados más por los sentidos que por lo que les dicta la razón, algo muy necesario para conseguir que el lector conecte con la obra. Noemí, en cambio, lo hace, y para ello utiliza un lenguaje sagaz, algunas veces incluso bruto, pero ¿acaso la vida no es así con todos nosotros?
"Es así como concebimos la idea de escribir para no querer escribir, ya que el escribir no es una intersección de causalidades sino la causa en sí misma, para sujetar nuestros miedos interiores y reflejarlos en todo aquello que nos desespera."
El Neomodernismo Literario (Ed. Cultiva, 2008)
Esta poetisa ruge para idealizar un sentimiento, el cual se nos acontece como un temor natural, algo que deshechamos a menudo pero que nos persigue en forma de soledad. Algo que me recuerda a los cancioneros que nos legó Antonio Machado. Pese a su ascendencia chilena, no creo que Noemí Trujillo Giacomelli sea una "poetisa de muchedumbres", tal como mencionó Ruben Darío hace casi un Siglo, concepto que sí se le inculcó como suyo a Pablo Neruda, un compatriota de esta joven autora. Neruda utilizó un léxico y unos recursos retóricos, contando en cada poema algo, pero sin decirlo; idea que no se extrapola en Trujillo, la cual incide directamente en cada problema, realizando en el libro un viaje mental, inspirado, en parte, en sus vivencias personales. No obstante, nos adviene a un nuevo concepto lírico en el que se argumentan tópicos como el "tempus fugit" como podemos encontrar en poemas como "Barcelona" y neoclásicos "beatus ille" como en "El futuro es una gaviota gris", uniénolos con algunos más nuevos como "la inmigración", "el trabajo" y "la sociedad". Tres aspectos afines que se entremezclan en nuestra consumista vida y que nos rodean en todos los pasos que hacemos, consecuencia del cambio que ha trazado este mundo moderno. Tan diferente pero tan parecido al de hace setenta años atrás, como nos lo relataba Borges en sus relatos de sociedad. Es así como la autora nos aproxima a nuestra realidad, concibiendo una poesía que, a diferencia de Neruda, no abunda en una retórica suprema, sino que arguye, con una portentosa naturalidad, las causas y hechos que pueden sucederle a cualquiera y, para ello utiliza un arco largo provisto de una cuerda bien tensada para disparar sus flechas sobre el papel. Un ejemplo adecuado de una Diana cazadora de palabras que nos impele hacia una lírica social, de la vida misma, lejos de las rimas románticas de Bécquer o Jiménez, pero sin huir de esa belleza expresiva que siempre ha caracterizado a la poesía; añadiéndole una nueva premisa empero: la brevedad. Una objetividad palpable que podemos ver en los tres poemas que se han publicado en esta reseña que, lejos de aventurarnos en laberintos estilísticos y otros faunos, nos muestra las cosas tal y como son, inventándose ella misma una lírica existencial, con ecos de un modernismo caduco pero con un suprarrealismo objetivista que se nos traduce en algo nuevo, sensato y razonado. ¿Será ésta la poesía del futuro? Resultaría tendencioso decirlo, mas, de nuestro futuro inmediato...desde luego, sí lo es.
Copyright:
De los poemas y fuente para la biografía:
Noemí Trujillo Giacomelli©
Introducción, artículo e imágenes:
LITERATURA DEL MAÑANA©
1 comentario:
Que excelente. Estoy realmente muy agradecida ya que vienen presentando autores realmente maravillosos que hasta el momento desconocía (de los cuales algunos lamentablemente me pierdo por no comprender el idioma).
Muy buena la crítica Ángel, interesante, incluso filosófica.
Cariños!
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