En una ocasión, una poeta me dijo que el mejor homenaje a un poeta es con poesía. Fueron palabras simples que agudizaron mi forma de contar los hechos, dotando de simplicidad lo que antes había sido retórica y ampulosidad verbales.
Hubiera podido escribir un poderoso artículo de más de veinte páginas sobre ese gran nombre de las letras españolas que esta mañana gris y triste nos ha dejado; pero esa sencillez de la que os hablaba y la humildad y palabras sinceras conque Miguel Delibes escribía novelas como 'Las ratas' o 'El camino', las cuales le valieron parte del reconocimiento por el que hoy se le conoce, me impulsaron a escoger a esa métrica medieval, la glosa, en este caso en particular mezclada con el poco rigor formal que ofrecen el verso libre y la oda, para rendir un humilde y 'prosaico' homenaje a aquel compañero de armas al que siempre tuve un aprecio un tanto especial:
Un triste adiós
(prosa poética)
Esa vez que te pusieron aquí
dio paso a ese aire
a esa mirada sutil,
unas descripciones singulares
y un destino fatídico.
Te vas en el peor momento,
justo cuando ahora
más te necesitamos.
¿Qué plantaremos en esta tierra,
ahora que tú la has olvidado?
¿Qué comeremos
y beberemos,
ahora que tú negaste de frutos
a tu simiente,
a tus hijos?
Viniste en malos tiempos
pero te vas en otros peores,
dejaste tu huella,
pero te vas cuando más se necesita.
Estamos dolidos,
rabiosos e irados,
pero,
apenados te decimos:
'fruto de la tierra,
de la caza y de España,
siempre te recordaremos.'
De la introducción y poema:
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