Un hecho no se convierte en un hecho hasta que nos damos cuenta de ello. Para que éso surja efecto, precisamos de una notable cantidad de ensayos y pruebas de todo tipo, y sobre todo, mucho, mucho tiempo.
En poco más de cinco años, un fenómeno nuevo apareció ante todos nosotros. Aunque en sus comienzos, allende por el 2005, pocos se valieron de la tecnología que ofrecía para contar los episodios de tu vida cotidiana u ofrecer contenidos un tanto básicos, aunque atractivos para el gusto de ésos aún primitivos e-readers, poco a poco se fue convirtiendo en toda una tendencia. Parece mentira que esas cuatro únicas letras, sutil y hábilmente compuestas, hayan dado tanto de sí.
Nos hablan de libros y del fomento de la lectura. La gente lee, lo que ocurre es que ya no va a la biblioteca. Nunca, en los últimos cien años, se había leído tanto como ahora. Todo éso lo ha hecho posible internet, un excelente canal de información que, si en sus comienzos se vio sólo como una herramienta para descargar datos y enviar cuatro mails, ahora se ha convertido en la meca de la cultura. En poco tiempo nos tendremos de preguntar lo que vamos a hacer con tanto papel desperdiciado y preocuparnos, únicamente, en cambiarnos el ordenador cada cinco o seis años, para adquirir otro con más potencial y rapidez.
Hoy día el blog ya no es un simple diario digital que es, en sí, por lo que fue concebido. Renacido como bitácora, se ha tornado en todo un fenómeno de masas en toda una maraña de redes independientes, las cuales, día a día, se constituyen como canales comunicativos en sí mismas, donde es posible encontrar -casi- cualquier tipo de información. Con su gran sencillez y numerosos contenidos adaptables que les permiten incorporar un sinfín de herramientas y aplicaciones, podríamos decir que, por su manejabilidad y óptimo rendimiento y rapidez, ha superado, notablemente, a la página web convencional. Su único problema: el no poseer de una capacidad de almacenamiento suficiente para disponer de archivos de descarga. Su gran poderío: la capacidad, casi instantánea, de posicionarse en las primeras páginas de cualquier servidor conocido gracias a que cada archivo publicado posee de una página propia y redireccionada a la principal, al mismo tiempo que incorpora otra arma de ataque que hace, en sí misma, de escáner de búsqueda: los tags. Un diseño fácil y competitivo que no le impide medirse con el mismo ciberespacio. Pero, de nada representaría todo éso sin el mismo potencial humano que lo hiciera posible. He ahí donde está el hecho. Una vez los internautas empezaron a conocer las utilidades de este ingenio de la tecnología virtual, y al ver que las funciones del mismo tenían carácter gratuito, cada vez más personas fueron uniéndose a la recién lanzada idea. Una idea que, nadie se hubiera pensado que daría tanto de sí ni llegaría tan lejos. Pero ésto es internet, y en lo que en su forma convencional hubiese durado décadas, en cinco años -recién cumplidos- se ha convertido en el hecho que les anunciamos al principio.
La e-literatura actual se ha convertido en un género literario propio. Aunque muy vinculada al mundo del papel todavía, cada vez se va volcando hacia una esfera independiente en la que escritores y lectores comparten sus ideas e interaccionan, de una forma parecida a un mercado b2b, como nunca se había visto antes. No es de extrañar que éstos y otros conceptos -como la facilidad y los costos bajos que ofrece la publicación en este medio- hagan posible que portales como Babelia y comunidades blog como la del periódico argentino Clarín, participen como nuevos invitados de rigor, en igualdad de derechos y condiciones, a cuantas editoriales hayan participado, hasta esta tarde, en los pabellones de la 69ª Feria del Libro, en el parque del Retiro de Madrid.
1 comentario:
Comparto con vosotros mi opinión sobre el porqué de escribir un blog, en este post que acabo de publicar:
http://observadorsubjetivo.blogspot.com/2010/06/alguien-sabe-por-que-escribimos-blogs.html
Publicar un comentario