“Ya sea un capricho del destino o no, lo cierto es que este Sant Jordi fue para mí por cuatro veces “poético”. Mientras los egarenses Marta Pessarrodona y Pep Cortès mostraban una lírica a caballo entre lo nuevo y lo viejo; una con un marcado estilo neoclásico y otro con sentimientos vividos a flor de piel, dos autores de Barcelona se encaraban ante mí, conjugando una sintonía perfecta, y todos al unísono, de un género literario innovador que busca su espacio cambiando -incluso- el futuro”.
El estilo poético de Pepe Rubianes exige una clara comparación con Jaime Gil de Biedma. En Poemas africanos, (Editorial Ara Llibres, 2010), Rubianes descubre con gran fervor y profundidad, vivencias y “sueños” adscritos y sacados de tres viajes que hizo a África. En poemas como “Borrachera” o “Street Boys” dibuja unos paisajes mentales producto de la abstracción de una idea real e imaginaria que barre el polvo de un electrizante posexistencialismo, que hierve como una metáfora de la misma vida del autor. Esa extrapolación de la realidad que enebra Rubianes es, de algún modo, la misma que nos ofrece Biedma en poemas como “Sábado” y “Domingo”, de su poemario “Las personas del verbo”.
“El personalismo poético que buscan Biedma y Rubianes en sus interiores nos descubren, con asombroso lujo de contenidos, expresión, forma y “belleza”, un lenguaje lírico nuevo, donde el verso libre ya no es un invitado ingrato ni la rima un referente obligado, transformando la abstracción de ideas determinadas en una prosopopeya poética digna de tener en cuenta. Un drama en un escenario de variedades donde la realidad más inmediata del autor se sumerge en una lírica, que podríamos denominar como “sucia”, habilitándose como una terapia literaria para ese “yoico”, frecuentemente ufano y misterioso, del poeta”.
Ambos autores, adictos al riesgo, tanto en la vida como en sus poesías, el último quizás más prolífico que el primero, se usan de la sinalefa y la prosa poética como un perfecto equilibrio para materializar de forma “coherente y ordenada” unos pensamientos que, si difíciles de plasmar en vida, gracias a esa utilización mágica que hacían del verso libre, convirtieron en poesía aquello que nunca se hubiera podido considerar. Ambos, aunque en épocas diferentes, consiguieron reflejar dos prismas de una misma realidad. Realidad en forma de obsesión sexual, de vicios ocultos y de pasiones inenarrables e impúdicas; visiones que les acompañaban a lo largo de sus vidas, sumiéndoles en una soledad y tristeza sin límites; límites que sólo eran pronunciados -merced a un código previamente estipulado- por una lírica disconforme con la realidad que los rodeaba y beligerante contra su existencia; víctimas, los dos, de un realismo social, todavía, a día de hoy, aterciopelado en una maraña de pensamientos contradictorios y de rechazo hacia un colectivo -el LGTB- que busca su espacio en la sociedad.
“El poemario “Poemas africanos” de Rubianes es una exaltación del verso libre en su máximo esplendor; es sentimiento total de un hombre acomplejado en una visión erótica de su existencia, una visión imperfecta que le hacía olvidar, a veces, una destreza lírica a prueba de bomba y, a su vez, una riqueza expresiva de un Rubianes que aún nos queda por descubrir”.
Copyright:
Artículo:
Ángel Brichs©
Escritor y crítico literario
Imagen de "Poemas de alcoba":
Abi Pap, 2010©
2 comentarios:
Estar em contato com sua escrita é um prazer que se renova. Saudações e bênçãos do Brasil. Z.A. Feitosa
Obrigado!
Ángel Brichs
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