[Siempre que se genera en la sociedad un nuevo
movimiento o grupo, parece que el mismo quiera estar
por encima de las circunstancias, queriendo apartar al
resto e inculcar la VERDAD ABSOLUTA. Algunos lo
pensarán. Bien, que lo piensen, ya que son los primeros,
éstos, los sentimientos, los que se deben eliminar para
abrir nuestra mente hacia la realidad que nos rodea. No, el
NUEVOMODERNISMO ni quiere ni hará nada para
enfatizar los puntos fundamentales por los que se cimienta,
sólo los explicará al mundo para dar un toque de atención
que sirva para hacer ver en lo que se ha convertido la
literatura y para que la humanidad sepa el fin que le
espera. Somos como un defensor del propio pueblo, unos
defensores del arte, unos cruzados de la historia].
(El Neomodernismo Literario, pág. 84).
En un mundo en el que la sola palabra cambio significa algo más que una revolución de todas las cosas, y de la tecnología digital, destruyen las fronteras que separan las diversas variantes artísticas conocidas los conceptos que pretenden dar a conocer libros como El Neomodernismo Literario, el ensayo que hoy comentamos aquí; y pudieran asemejarse a trocitos de eras olvidadas y trasuntos de ideas, casi prehistóricas, que, como en nuestra actual visión de concebir la literatura, más serían útiles en una librería de libros antiguos que en las estanterías donde se almacenan los últimos títulos que salen al mercado.
Aunque el ejemplar que fue remitido a nuestra redacción guardaba –hasta hace pocos días, en cuando fuimos a cogerlo– más moho y polvo del que pudiéramos haber imaginado; teníamos que decidir de reseñarlo. Un compromiso es un compromiso. Y aunque la tarea, vista la situación, se nos prometía ardua –en cuanto a su lectura, al menos–, hemos de decirles que colmó –en parte, y por sorpresa– unas expectativas que nunca le habríamos atribuido.
Lo cierto es que, el viejo refrán de no todo es lo que parece no tuvo mejor sujeto. Desgraciadamente, las visiones simplistas y lo de náusea que nos causan este tipo de publicaciones, hacen de esta clase de literatura una opción más que descartable para la mayoría de lectores.
Sin embargo, aun al margen de todo el mercandashing propio de todo estreno editorial, no impide de que apostemos por la necesariedad de la existencia de obras como la que tenemos en nuestras manos.
En un modo –y ritmo parecido– al que hiciera Robert de Niro en el filme Heat al huir de sus perseguidores, las palabras que utiliza el autor en las primeras páginas del libro, al nombrar a ese perfil de escritor, al que le caracteriza como defensor del arte y cruzado de la historia, nos descubre el verdadero sustrato ideológico que el Neomodernismo nos ha traído, en su voluntad de cambiarlo todo, pero sin alterar el orden existente, ya que como arguye Brichs: el Neomodernismo no nació como otro de esos tantos vanguardismos que han existido sino para ponerle un nombre a algo que es un hecho. Se llama libertad literaria y su canal más preciado, al alcance de todos, se llama Internet; cuyas redes sociales y blogs son la tinta que le permite vivir, y a la vez, aglutinar –paradójicamente– a un grupo de personas que comparten literatura dentro del colmo del individualismo que se ha instalado en la mente de los escritores en las últimas décadas.
Ya en el libro, más tarde, Brichs descubrirá al escritor como un ser que necesita de la humildad, y la suprema voluntad del esfuerzo, para reivindicar la literatura como la base donde prevalece el arte. Una sucesión de aspectos y prerrogativas diversas, que, si bien en parte podrían tener su relación con algunos artículos publicados, antaño, en esta página. Así pues, cuando el autor nos expone en su capítulo
Réquiem por la evolución de un sistema literario, definiéndonos con él a la literatura como un arte universal, al que todo el mundo tiene derecho, nos lleva a remontarnos a nuestro pasado más directo, en artículos tales como
Una literatura nuev@,
http://literaturadart.blogspot.com/2009/09/una-literatura-nuev.html (septiembre de 2009, LDM), en el que se atisbaba una tendencia –clara en la actualidad– que nos llevaba a la globalización del arte como nunca antes habíamos conocido;
Nuevos vientos de cambio para una nueva literatura,
http://literaturadart.blogspot.com/2009/09/nuevos-vientos-de-cambio-para-una-nueva.html (septiembre de 2009, LDM), en el que se hablaba de la literatura digital y de sus útiles tecnológicos: el
ipad y el
e-book; o
El blog: ¿un fenómeno literario del siglo XXI?, http://literaturadart.blogspot.com/2010/06/el-blog-un-fenomeno-literario-del-siglo.html (junio de 2010, LDM), donde situábamos al blog como canal comunicativo de excepción y gran trascendencia son, en su contenido, perfectamente enlazables –y complementarios– a muchos de los postulados que Brichs cita en su libro. Quizá por ello, en la misma época de gestación de la primera edición de
El Neomodernismo Literario, en la primera entrada a escena de nuestro colaborador Ángel Brichs en esta página (
http://literaturadart.blogspot.com/2008/08/colaboradores-del-blog.html ), con motivo de una entrevista que le hicimos, decidimos de preludiarle una obra, que, si bien se pronunciaba demoledora –y atronadora– en su propio género, tenía muchísimas similitudes con algunos de los puntales básicos por los que
LITERATURA DEL MAÑANA fue fundado. Es por eso que hemos creído oportuno, también, y por vez primera, compartirlo aquí con ustedes:
[PRÓLOGO A LA EDICIÓN CASTELLANA
La literatura de los últimos veinte años se ha volcado
hacia un apartado comercial más de nuestra sociedad,
donde un mercantilismo cada día más corrosivo, fomentándose
en tópicos vulgares y variantes convencionales y
"poco artísticas" de la sociedad en que vivimos, ha
determinado el acercamiento cada día más exacerbado a
una cultura pop, que hoy día se puede decir que abarca
todos los niveles de la sociedad en cuanto a materia de
cultura se refiere. Por ello, es consecuencia directa y lógica
de la situación que la humanidad ha creado, un cambio
que haga regenerar la situación en la que vivimos.
Dicho cambio, aquí envuelto en un aspecto estrictamente
literario, aboga por una realidad alternativa, no dogmática
e independiente de abordar la situación actual.
El presente tratado, como forma de ideograma literario,
entronca partiendo de un manuscrito con título "UNA
REALITAT SOCIAL I ACTUAL: EL NOUMODERNISME",
con el subtítulo "EL NOUMODERNISME:
OMBRA EIDÉTICA" que se concibió en lengua catalana
y se finalizó en Abril del 2007, y que ha sido reescrito parcialmente
por el autor y traducido para esta edición al
Castellano, de forma que, adoptándolo como "movimiento"
pretende ser el precursor y catalizador a modo de
icono o puntal de lo que se representa en este compendio.
Asimismo, también cabe destacar como factores rele-
vantes en este tratado, y que son consecuencia derivada
del manuscrito antes mencionado, toda una serie de factores
sociales, históricos y actuales que en él se destacan
y que son el preludio del aspecto práctico que, una
vez sacada la lógica teórica en el preámbulo a modo de
entendimiento para el lector, el autor lo continúa
mostrando como es obvio en la praxis, a lo que ampliando
y dándole un cariz universalista y sin tópicos, llega a
la raíz del problema, que es el aspecto "práctico". Así
pues, podemos ver todo un correlato de nuevas terminologías
y puntos de vista, que el autor ha utilizado aquí
mediante las armas del aforismo y las diversas variantes
de la sentencia, que le han sido más sugerentes y
dinámicas para expresar lo que quiere.
Finalmente, y aportando su modo de ver la literatura
desde el aspecto más etimológico posible, e intentando
dar práctica solución a todos los problemas y dificultades
del mismo acceso a la misma, tanto desde el punto de
vista de lector como del autor o del "escritor novel",
intenta dar una explicación plausible a todos. Y como es
obvio e inherente a una nueva tendencia o movimiento, el
cual marca sus objetivos para llegar hasta el final y como
variante alternativa a la solución que busca, saca a relucir
la que él denomina "LEY DE PROTECCIÓN LITERARIA",
la que pretende ser uno de los abanderados de
la literatura actual y consiste en una propuesta de Ley de
la que aquí se presenta el borrador inicial, cuya propuesta
general es promover una coproducción propia con subvenciones,
que haga de puente entre el autor y el público,
sin pasar por filtros como son los certámenes literarios y
las editoriales privadas; a modo de ensalzar la literatura
desde un sentido universal y a la vez público, ya que es
algo que pertenece a todos y no una actividad comercial
como la vemos generalmente hoy en día.
(Prólogo, El Neomodernismo Literario, págs. 9-11).
En los últimos diez años, una vía literaria de mayor calado –gracias a la incorporación de las herramientas digitales en literatura– ha puesto a nuestro alcance la mayor población de escritores/as jamás conocida. ¿Eso es bueno? En palabras del autor, quizá la respuesta dada sería algo así como no todos lo son.
La nueva etapa tecnológica ha puesto, en nuestras manos, las herramientas y canales mediáticos perfectos para idolatrarnos. Es por ello, en parte, que escribir un libro ha pasado a ser tarea de unos pocos a algo más común de lo que pudiéramos haber imaginado.
Sin embargo, la publicación en los distintos soportes (papel y digital) convienen a un costo, que, no todos esos autores se pueden permitir.
Hace un par o tres de años, que, un proyecto sumamente ecológico conmovió a la industria de la automoción. Los
electric cars, cuyo prototipo, el
V1, después de la falta de subvenciones –al dejar de creer los promotores del proyecto en una idea que amenazaba con destruir la industria basada en el
crudo–, le obligaron a desaparecer. Un tiempo similar al que, un nuevo fenómeno, éste sí, creíble y garantizadamente accesible dada su gratuidad, como son los blogs y las redes sociales en general (facebook, digg, twitter, etc...), han permitido a esos nuevos talentos, de publicar y compartir de forma indefinida, en un canal donde hacerlo no requiere poner la mano en el bolsillo. Redes y
egosurfing: tienen un canal y otro concepto nuevo, como muy bien nos dejó establecido Llúcia Ramis, ganadora del Premio Nadal de este año; y que Brichs, indefectiblemente y sin quererlo, profetizó en su propuesta de Ley de Protección Literaria:
http://literaturadart.blogspot.com/2009/03/extracto-del-libro-el-neomodernismo.html .
Una alternativa editorial, que, a diferencia del
coche eléctrico, sí ha conseguido una revolución –en toda regla– de algo que hoy conocemos como
papel digital y a su hijo predilecto, bitácora o
blog. Lo que, definitivamente ha concluido ser una elección de gran valor para todos esos surferos del
http y sus olas, iniciando una nueva línea editorial que –cada día más– está separada de la que conocemos por antonomasia: el papel. Pero si hay algo que consiguió romper con todo el orden establecido fue el mismo concepto del
speed time que los seres humanos hemos acuñado como moneda de cambio y meta de nuestras vidas, lo que ha hecho aparecer –en tan sólo cuatro años– movimientos como el
offbeat generation, los cuales han servido para cimentar las bases de una nueva literatura ejercida por una remesa de autores que pudieran muy bien definirse así mismos como
generación arroba (@), donde la aplopejía de una vertiente sagaz y global, como es el
supraindividualismo, no ha impedido de que sus lectores y fieles seguidores inmediatos se cuenten por miles, ganando, con un chasquido de dedos (en su caso un solo clic), más lecturas que ningún autor pudiera haber imaginado jamás.
[¿Y qué hay de las vanguardias? Las vanguardias
allí están y nada más. Fueron tendencias artísticas. El
Neomodernismo no lo es ya que intenta canalizar la literatura
como arte. Es pues en sí arte, y no como las
Vanguardias que representaban sólo la exteriorización
del arte como moda].
(Las vanguardias, "Declaración de intenciones"; El Neomodernismo Literario, pág. 16).
Aunque el pensamiento literario de Ángel Brichs es más proclive a pernoctar en los laureles de la bohemia y las tertulias de salón, fruto del carácter vintage que envuelve a su particular personalidad; sin darse cuenta, ha arañado en la superficie de un naciente movimiento social y humano que –pese a su carácter individualista y solitario– camina al lado de muchas de las opiniones que describe Brichs en su libro.
Los que escribimos en blogs, y lo que escribimos en ellos, obedece más bien a un último adiós a esa vieja forma que el hombre ha tenido de amar y adorar a ese género artístico, que, a menudo, desconocemos de ella, y que es intrínseco de la misma literatura.
Ángel Brichs
Pero, vayamos por partes; y aunque suene a algo un tanto ecléctico, hagámoslo de fuera hacia dentro. Haciéndolo, descubriremos ya en la misma contraportada que nos encontramos ante una obra que subvierte muchas de las normas establecidas en cuanto al mismo género literario que la define. Una línea informal que perseguirá a la prosa del autor durante todo el texto. Hecho que podríamos apreciar, de nuevo, en una insólita cita que sirve, a su vez, de pistoletazo inaugural del libro:
[Este libro se lo dedico a todo
aquél que cree, que tiene fe
y que piensa que la cultura
es algo más que ir al cine].
Un pequeño salpicón que anticipa una postura crítica, no exenta de cinismo, que no durará en cargar tintas tanto con el mundo escritor como con el lector:
[¿Quién es el verdadero artista? El que no quiere ser
artista, y no aquél que hace del arte alta cota escénica
cobrando por ello.
¿Debe el artista cobrar por ello? Nunca, ya que eso
es vulgar e impropio de él. El que roba una obra de
arte es un ladrón; el que es artista y cobra por venderlas
es un estafador.
¿Si no hay recompensa, qué hay? Belleza, claridad,
voluptuosidad, creatividad, en una palabra: ARTE. La
connotación máxima de los sentidos reflejada sobre uno
mismo, lo que lleva a la posteridad, a la aportación de
algo bello a una humanidad destructiva. Eso vale más
que cien mil tinajas repletas de oro; eso es atemporal,
es recordado y no como las modas y tendencias literarias
pop de hoy día, que pasan cinco años desde su llegada
y ya nadie se acuerda. ¿De qué sirve el dinero si
uno no está satisfecho de sí mismo?].
("Declaración de intenciones", El Neomodernismo Literario, pág. 17).
[¿Están enfrentados la literatura actual con la que
fomenta el Neomodernismo? La Literatura que se
hace hoy día presenta una faceta lucrativa y pop que,
como movimiento de salvaguarda, el Neomodernismo
quiere solventar. No es que el Neomodernismo incentive
la literatura económica y antiganancial como arte en su
estado propio. Lo que esta tendencia quiere enseñar es
cómo hacer literatura en su estado más profano, menos
pop y más personal, artístico, sentimental y profundo.
La literatura actual es lo contrario de todos esos valores.
Ella, se ha convertido en una puta fina que se le
paga cada día mejor.
Antiguamente, en la Francia del "Rey Sol", la literatura
estaba representada por unos gordos barones y
otros notables que se sentaban en salones para ejercer
el mecenazgo sobre toda una serie de beatos escritores
que les componían poemas, obras teatrales y otros
menesteres para su diversión y goce personales. A estos
escritores se les pagaba bien. No obstante continuaban
siendo escritores que cultivaban "su buen arte" a cambio
de unas monedas. Por el contrario, en la sociedad
actual, dotada de un neocapitalismo por sufragio universal
centrado en la comercialización de todo lo "vendible",
se ha llegado al grado más alto de ese fenómeno,
siendo ya el escritor un seudoempresario. Muchas
veces no necesita siquiera Editorial a modo de mecenas,
y gana diez veces más que el saltimbanqui charlatán del
Barroco. Esto es lo que quiere reconvertir el
Neomodernismo. Para esta tendencia, la literatura (en
cuanto a texto literario y no divulgativo se refiere) pretende
ser una variante artística y no una variante
comercial de nuestra sociedad. Dicha tendencia, se
eleva como Protectora de la Literatura y salvadora del
arte escrito, pero no es ni mucho menos un dogma.
La literatura Neomodernista y la actual son dos peces
que nadan dentro de la misma pecera. Las dos se deben
complementar. La Neomodernista, por ser la liberalización
de la idea y salvaguarda del pensamiento crítico
y literario de todos y de uno mismo. La actual por ser
el referente directo de la escritura, en progreso continuo.
Y por fin, el valor neutro que las une: La literatura.
Sin una ni otra no existe la última. Sin crítica ni
praxis no puede nacer el arte.
¿Eliminación o coexistencia? Como ya dije antes,
"la disciplina" (si así puede llamársele) que me atrevo
sacar a relucir en este Tratado no aboga por unos postulados
dogmáticos y de cierre de todo lo externo a ella.
El que así lo crea es que no entiende la misma realidad
del Ser y la existencialidad de la vida en él. ¿Es mejor
un animal fuerte que un animal débil? No lo creo. No
por ser más fuerte y morder más por tener mejores mandíbulas
se tenga que menospreciar al pequeño ser que
no las tiene poderosas pero en cambio tiene un potente
veneno. La misma realidad de la eliminación es intrínseca
a nosotros mismos. Es la misma persona la que
valida o niega, según su criterio dado por su "conocimiento",
que es la suma de la experiencia e inteligencia.
El Neomodernismo Literario pues, no recaba más que la
protección y salvaguarda del arte escrito, como una
interioridad de la escritura, y no como un movimiento
en su código interno. Un proteccionismo universal para
que el escritor pueda hacer lo que quiera y escribir
como quiera, reinventándolo todo si quiere. Sin límites,
sin restricciones, con libertad, pero con belleza y aprehendimiento.
Y sobre todo, con sentido común y lógica
total, aunque esta sea ilógica a veces; pero siempre con
un sentido final, sin llegar al paroxismo ni a la vanalización
de las ideas y peor aún, a la mala escritura. Para
ello, la coexistencia de la literatura neomoderna con la
misma literatura es básica, ya que las dos son lo mismo,
sólo que aun no nos hemos dado cuenta].
("Declaración de intenciones", El Neomodernismo Literario, págs. 18-19).
Frases y testimonios aparecerán como preludio de cada capítulo principal para demostrar, gracias a la palabra de Zola, Martí o Marx, que la historia se escribe en presente y, a la vez, el sentido de la misma no yace en el vacío ni está solo, ya que citando el ensayo de Tolstoi, el cual se nombra por partida doble en el libro, ya se escribió antes sobre muchos de los temas que en él se hablan, pero no con la misma profundidad ni rigor. Y es que diez han sido los años que ha dedicado, de un modo u otro, a las tareas de investigación y correlación de datos que hicieron posible la publicación que estamos comentando hoy aquí.
Para ello, el autor se ha valido de nuevas herramientas ensayísticas como el automanifiesto o psicoanálisis directo, la lógica fragmentaria y una interactividad narrativa que busca el diálogo con el lector:
[La literatura, igual que estos fragmentos lógicos que
defino como "Lógica fragmentaria", es una marea obstinada
de pensamientos, a la vez inconexos, a la vez lógicos
y objetivos, o abstractos y subyacentes del Ser, pero
con todo, son pensamientos que, producto de los sentimientos
o los estímulos, se materializan sobre el papel].
(El Neomodernismo Literario, pág. 103).
Es fácil estructurar un ensayo en base al método de composición que vino con la etapa ilustrada, y el cual sólo se basa en resumir y abstraer, resumir y abstraer. Inventar, o en el caso de Brichs, reinventar con lógica, es mucho más delicado, por no decir difícil. Pese a ello, el autor lo hace con rigor y valentía.
Un viaje a los límites de la razón. En busca de una literatura artística.
En su Declaración de intenciones, Brichs suelta su eslógan que representa, en sí mismo, la clave de su libro:
[El Neomodernismo no tiene antecedentes
ya que este nace de la nada y no
viene de ningún sitio].
He aquí que el autor expone, mediante esta categórica frase el punto final que, según él, necesita implementarse en literatura.
Mediante sus juegos de palabras y lenguaje metafórico, siempre usando términos que inmiscuyen a la literatura con el arte (ver tela como papel, o literato en vez de escritor), recrea un ideario que adquiere unas connotaciones más filosóficas que literarias, siempre advirtiendo las tres cualidades necesarias para influir en un escritor y que éste deje de serlo, para convertirse en algo más:
[Voluntad, Ventura, Victoria
Tres palabras, tres realidades, tres virtudes, tres destinos
unidos en una sentencia breve y pragmática. Cada
una de ellas concibe otra para acabar con la última. Tres
palabras de diferentes significados pero con rescursos
afines, persiguiendo unidas el mismo objetivo. Y…
finalmente… la luz… la gloria perpétua, la finalidad
perseguida por cualquier artista. Pero, no vayamos tan
rápido; todo éxito merece su sacrificio. No es fácil la gloria,
pero no es imposible lograrla. Veamos como se hace.
Lo primero de todo, el símbolo clarividente del fugaz
descrédito y la gloria que, sin hacerse ver, está con todo
aquello que uno hace. Aquél impulso voluntario que
acompaña el reconocimiento formal del trabajo de todo
gran hombre que sobresale del resto que es la VOLUNTAD.
Pero no es el nombre lo que deforma el especímen
sino todo aquello que no lo hace digno de llevarlo. Este
instinto sobrehumano que hace que el hombre se levante
y busque el camino hacia su objetivo, arrástrandose con
todos sus miedos y pensamientos contradictorios y que,
absorviendo toda su gandulería, fulminan estos últimos
por tal de seguir esa línea recta previamente fijada.
Trabajo, fuerza, servitud al objetivo, dominio, visión,
arribismo egocéntrico y capacidad unipersonal y mental
de lograr por medios venturosos lo que se ha trazado.
Esto es, pues la VENTURA. Sí, este es el medicamento
que inyecta las dosis finales de fuerza espiritual y mental
al enfermo de voluntad. Es el empeño final que hace
caer del todo a la persona dominada por aquél impulso
para cumplir su objetivo. Se adjuntan valores, pensamientos,
ideas personales, fanfarrias visionarias,
delirios de invencibilidad. Pero no nos equivoquemos.
No hace falta precipitarse. No es de sensatos creerse
demasiado lo que uno puede ser capaz de hacer. La faceta
más grande, más noble, más aceptada y más pura,
que finaliza el movimiento impertérrito y tan costoso de
empezar no puede ser utilizado de mala gana, entronizando
el éxito efímero que nos llevaría a la nada ya que
la VICTORIA no es sujeto efímero ni descontrol ni éxito
fugaz. Si esta no se mantiene y se agarra con fuerza, se
suelta. Por eso, se tiene que gozar de una aptitud excepcional
y "no trivial" para subsistir a los caminos
pedregosos que nos depara este éxito tan complicado de
conquistar. No demos la vuelta a la página, no traguemos
saliva, no bebamos agua, viajemos por las dunas
del desierto con un dromedario envejecido y con una
cantimplora semivacía. No vale la pena suicidarse en un
solo partido, cabe mantener la compostura y ganarlos
todos sin necesidad de correr como una gacela, pero con
todo, se tiene que tener bien claro algo; siempre, hagamos
lo que hagamos se tiene que estar al cien por cien,
sino, no vale la pena de hacer nada].
(Voluntad, Ventura, Victoria; El Neomodernismo Literario, págs. 46-47).
Brichs vindica hacia una literatura diferente en la que se debe diferenciar la creación de la produción. Para ello, arguye que la literatura está dentro del ser, siendo inherente al mismo, fruto de una serie de circunstancias metafísicas, de las que la inspiración, denominada por él como orgasmo artístico, en la medida en que se aplica en el catalizador artístico que es el artista o escritor; deshechando los talleres literarios como organismos sectarios y viendo la literatura actual como una maraña comercial de ideas seudopop.
La solución que pone a nuestro alcance el autor: invertir el camino que ha seguido la literatura, desde la actualidad hacia atrás, a menudo, encarnando un concepto más o menos epicúreo y romántico de verla.
Muchos creen que el arte clama por una regeneración. Incluso, a día de hoy, parece ser que éste está iniciando una regresión hasta los mismísimos principios de su existencia; con este libro, Brichs ha querido reinvertir ese proceso en una literatura que, partiendo de un profundo análisis, en el apartado Antecedentes históricos, de los últimos 300 años dentro del orden socio-literario conocido, impulsar una nueva línea neomodernista que imprima el carácter necesario a todo un grupo de artistas y escritores en continua búsqueda y exploración de nuevas ideas, para no conformarse ni acicalarse en el sistema cultural que el órgano político nos ha legado; elevándose como una palabra de cambio, cuya propuesta de Ley de protección literaria, en cuanto a la integridad del autor y su obra, pretende convertirse en la punta de lanza de ese cambio tan lógico, como necesario. Una esencia idílica que Brichs relata, en este libro, de cómo querría que fuese la literatura. Algo que, aun siendo en un libro, resulta ser un sueño más idealista que alcanzable; un nuevo mito, que, como las obras de Campanella o Moro, se alza como un pregón nuevo de algo tan ancestral y moderno, como es la cosecha literaria de nuestros días.
El avance implacable de las nuevas tecnologías han provocado el milagro: que esa literatura artística exista gracias a un canal comunicativo nuevo: el blog.
LDM: En su libro, utiliza minúsculas y mayúsculas sin cortarse un pelo y a todo trapo. ¿Por qué?
A.B.: Fue algo intencionado, y aunque por ello haya vulnerado algunas de las normas sintácticas más elementales, no creo, por eso, haber dejado de impactar, buscando esa respuesta que yace en la atención del lector, que es lo que quería con ello.
LDM:¿Y su nombre?
A.B.: Igual que la respuesta anterior, la omisión de la tilde tiene que ver con una posición más diplomática que literaria. Pero eso es algo que ya les conté en una entrevista (la primera) que me hicieron y publicaron aquí en agosto de 2008.
LDM: Este ensayo tiene la apariencia de un panfleto camuflado. ¿Cómo lo ve usted?
A.B.: Por lo categórico en algunos de mis postulados, también a mí me lo ha parecido en más de una vez pero, en verdad, dista mucho de serlo. Desde mi pobre punto de vista, lo veo más bien como la unión de todas esas leyes –que no salen en ningún libro– pero que todos los escritores llevamos gravadas en nuestros corazones. Sin embargo, la mayoría tienen miedo o no saben cómo sacarlas a flote, por lo que, una gran parte de lo que podían decir, se queda por el camino. En este libro, he querido dar vida a esa parte, y a la vez, crear una sinéresis entre lo que es políticamente correcto en literatura y lo que no lo es. Es tarea del lector saber identificar el resto.
LDM: Dos años después de su estreno ¿cree que siguen siendo actuales los principios que cita en su libro?
A.B.: Sí, y ahora más que nunca, ya que el avance implacable de las nuevas tecnologías han provocado el milagro: que esa literatura artística exista gracias a un canal comunicativo nuevo: el blog. No obstante, y aunque estamos muy cerca de un cambio, el problema sigue siendo el mismo: ese individualismo congénito, que, ese escritor de nuestros días, recaba para sí.
LDM: Y de la edición, ¿qué puede decirnos?
A.B.: Tuve una idea y la quise publicar por mis propios medios. Quizá me precipité, pero ahora ya es tarde, y como soy hombre fiel, ni puedo ni quiero publicar en otra editorial. Aunque no tengo preparada una tercera edición, tengo confianza en Abel de Lamo; si la tenemos de hacer en el futuro, se hará.
El apunte:
Título: El Neomodernismo Literario (2ª edición)
Género: ensayo
Editorial Cultiva
www.cultivalibros.com
Autor: Ángel Brichs
150 páginas
ISBN-13: 978-84-9923-019-1
Precio: 8 €
También disponible en e-book (Precio a consultar)
PRESENTACIONES:
Para todos aquellos interesados, la fecha y lugar de la presentación será el próximo 7 de octubre de 2010 a las 19:00 horas en la sala Àmbit Cultural de El Corte Inglés de la Rambla Francesc Macià, núms. 58-60 6ª planta; Sabadell (Barcelona).
Más información en:
Copyright:
Reseña y entrevista:
©LITERATURA DEL MAÑANA, 2010.