Doblada al peso muerto de la muerte
y encima de la llaga del amor.
MIGUEL DE UNAMUNO
Era ella, bajaba a mi mirada
desde su pedestal de nácar, ella
la ilícita lasciva vulnerable de olvido,
excavando allí, lánguida,
pausadamente, ardores centinelas;
me tocó con sus últimas raíces
–tallos humildes de paloma sabia–,
insondable partícula de ese polvo que alguien
laboró en las solapas
del Universo
para esparcirlo luego por el pecho del hombre.
Cuando estrenaba su ámbito, dejaba
que yo me abandonara a su caricia,
y en su mosaico lúdico reíamos a solas.
Su forma de ojos grandes,
balandro de dolor, se postergaba.
Hay que tener oculta la costumbre.
¡Son tantos los que ocupan números en su lengua!.
Hoy la grama pretérita no hunde sus esporas
abriendo la avaricia a las tarántulas.
Hoy me parece como si la lluvia
explayara en su hálito el azul de sus gotas.
Plagia el viento su fuego inmarcesible
con tañer de campanas;
detrás, la valla oscura del espejo.
Dios, ¿a quién debo dirigir mis labios?
Laura Olalla Olwid, natural de Garlitos, Baja Extremadura (1953), siempre destacó en cualidades artístico-humanas desde su temprana juventud. A la edad de 9 años, la muerte de su padre le obligó a trasladarse a Madrid. Uno de sus primeros relatos fue publicado en su época adolescente, retratando con su La Huerfanita un cuadro, quizá homónimo, de su propia persona.
Más tarde hizo su andadura en la conocida entidad poética Asociación Prometeo. En 1995 ofrece su primer recital en la ADEYA, que le otorga su medalla de Nueva Gente. En 1996, obtiene el Premio Alcaraván y el Premio Dulcinea. Ese mismo año, la colección Torremozas selecciona e incluye una muestra de su poesía en su volumen de Voces Nuevas. Un año después publica su primer libro, Estirpe de Gacela (Beturia Ediciones) y obtiene el premio Provincia de Guadalajara con su libro En un rincón cualquiera de la casa. En el año 2000, y por unanimidad del jurado, se le otorga el Premio Ciudad de Mérida por su libro Laberinto de agua. En el año 2001 le fue otorgado un accésit del premio Fray Luis de León (Ávila) por su poema Madrigal para un amor ausente. Ya entrada en el nuevo milenio, en el año 2004, obtuvo el premio Mi Casa por su poema Yo soy como una casa (Ciudad de Alalpardo-Madrid).
Ha participado en varias antologías poéticas, y colaborado también en diferentes revistas literarias de entre las que destaca, entre otras, la revista Moiras, dependiente de la Concejalía de Mujer de Rivas.
Es miembro de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles; lo fue en su día de la Asociación Cultural Beturia (Extremadura); de la Asc. Cultural Literactúa de Rivas; de la Hispana de Escritores– en Madrid. Ha recitado en el Ateneo de Madrid, Casas Regionales, Centros Culturales, Radio Rincón Literario de la UNED; en el programa radiofónico de Cristina Yela y en TVE1, entrevistada por la periodista Dña. Belinda Washington, hace ya algunos años.
El pasado junio de 2010 fue presentada como Poeta libra en Follas Novas, Compostela (A Coruña), España.
Esta es la primera vez que colabora en LITERATURA DEL MAÑANA, y lo hace con un poema que debe mucho a la retórica modernista y a la generación que la encumbraría, la del 98. Un aspecto formal y pretérito que trasunta tiempos pasados, admitiéndonos en este ámbito Olwid, que, siendo una poetisa del s. XX, su lírica posee de lo nuevo y de lo antiguo confirmándose, con gran celo, en un prefijo de esa neomodernidad que tanto aboga nuestro tiempo.
Poema e imagen:
Reseña:
Publicado en este blog bajo el consentimiento de los autores:
No hay comentarios:
Publicar un comentario