De nuevo, Elsa Gillari nos trae más textos suyos. Esta incansable autora, artista de lo nuevo y ejemplarizadora de todo lo existente, que pone en el redil todo aquello que somos pero nunca contamos, nos lleva por primera vez un poema combinado con un microrrelato. Después de haber sido leídos por esta redacción, podríamos coincidir que han sido escritos conjuntamente, o por consecuencia uno del otro. Sea una muestra de la causa-efecto Kantiana o no, lo cierto es que la facultad de improvisación y carácter autodidacta de esta autora nos sorprende más y mejor día a día. Algo que debemos sumarle ahora un ritmo satírico que, mezclado con este lenguaje explosivo y demoledor, pero simple y sutil a la vez que Elsa usa en sus obras, descubriéndose, aunque como autora joven todavía, ser una pluma que irradia frescura y criterio en todo lo que escribe. Es por ello que este blog la tiene en gran estima, instándole a seguir así, modelándose a sí misma y a superarse poco a poco y día a día.
DESATENDIDA
Sra. Prostituta
Me dirijo a Ud.
a fin de solicitarle
tenga a bien
asesorarme en lo siguiente:
mi esposo no me desea
sexualmente
dice que mis carnes están flácidas
que mis glúteos parecen un bofe
y tengo celulitis hasta en la nariz
nuestro acto coitoral
lo hacemos cada tres meses
con una duración de 15 minutos
lo cual me obliga
a auto-abastecerme
sé que a Ud. la frecuenta con asiduidad
y lo satisface plenamente
considerando
su experiencia laboral
resultado de años de trabajo
bajo situaciones peligrosas
y adversas
tenga a bien revelarme
sus secretos con los hombres
para ponerlos en práctica
con mi desconsiderado esposo
le dejo mi correo electrónico
desatendida_69@Hot.com
a la espera de una pronta respuesta
saludo a Ud. Muy atte.
PD: Gastó nuestros ahorros
en una gran muñeca inflada
con la boca abierta
con sonido de gemido
y en el envoltorio decía
made in Japan
la escondió en el desván
creo que es bisexual
juega con muñecas
ARROZ CON POLLO II
Lleno un jarro con agua, le agrego un cubito de caldo deshidratado y lo introduzco en el microondas. Programo en High 6 minutos mientras corto tiritas de morrón colorado en pequeños trocitos….¡comienza mi problema!...”me inspiro”….palabras sueltas se manifiestan en mis pensamientos. Dejo el morrón cortado, voy a la pc y abro el word donde escribo esas palabras que aparecen de la nada. Vuelvo a la cocina, coloco los trocitos en una olla con aceite de oliva y pimentón dulce español, listos a ser salteados, pero otra vez aparecen palabras, esta vez, en cortas líneas o frases- Dejo la olla a fuego lento y corro, antes que se me olviden y las escribo en word.
En ese tiempo, el aceite está a punto para agregarle los trozos de pollo cortado, cosa que no hice por escribir. Saco la olla del fuego antes que se queme el aceite y comienzo a cortar el pollo. ¿Otra vez la inspiración? ¡¡¡Pero será de Dios…..!!! corro a escribir nuevamente en word aquellas frases un poquito más armadas que ya van estructurando un poema. Termino, corro a la cocina, sigo cortando el pollo apuradísima hasta cortarlo todo. Vuelvo a poner la olla al fuego pero esta vez con el pollo dentro. Se debe cocinar poco antes de echar el arroz. Retiro el paquete de arroz de la alacena lista a abrirlo y como una lluvia llegan a mi agotado cerebro unos bellos versos. Con el paquete en mano (para no olvidarme el paso siguiente de mi manjar) los escribo en el word. Vuelvo a la cocina, agrego el arroz sin calcular la cantidad ya que mi mente está armando el poema. Revuelvo con cucharón de madera hasta impregnarse bien el aceite y le agrego el caldo, el cual había olvidado sacar del microondas. En pleno proceso culinario…¿otra vez?...¡lluvia de versos!…-corro al word, escribo el texto que está bastante desordenado en sus estrofas pero no le doy importancia. Vuelvo a condimentar mi especialidad inspiradora cocinándose a fuego lento, sin recordar si ya le había echado sal. Lo pruebo para corroborar. Agrego condimento para arroz, azafrán y revuelvo apurada para ordenar mi poema que va tomando cuerpo.
Lista la preparación la dejo que se cocine para regresar a los veinte minutos que estará lista a la ingesta. Regreso a mi pc más tranquila sabiendo que tengo tiempo para ordenar estos versos, mientras el arroz con pollo se cocina lentamente.
Releo y ordeno, línea a línea. Agrego y saco palabras. Examino la puntuación, totalmente concentrada sin tener noción del tiempo. De pronto, huelo un leve olorcito a quemado que viene de la cocina…..¡¡¡¡¡Uy……..pasaron los veinte minutos!!!! Corro a salvar los trozos de ave con el cereal teñido de amarillo del cuál tengo la precaución de comprar ese que en su envoltorio dice “Jamás se pasa ” (mentira publicitaria) siempre se me quema . …¿existirá un arroz para poetas, que no se estropee?
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