Nuestro recién llegado colaborador, Miguel Ángel Segura, nos trae dos relatos nuevos para seguir deleitándonos con su atrevida prosa, la cual, suspira dosis narrativas vistas en tiempos pasados en muchos escritores de este género literario, que ha resultado siempre ser tan antiguo como actual.
En su primera aparición en esta página, Segura, ya suscitó polémica y admiración por muchos de nuestros lectores. Un aprecio que nos llegó por vía de algunos comentarios y mensajes recibidos. La redacción de este blog ya le ha rendido honores con el apodo “El espectro del miedo”, por su espontaneidad y exquisita clarividencia literarias. Algo que, cuesta de ver mucho a día de hoy en la mayoría de escritores que conocemos, medio una sintaxis precisa y un lenguaje simple pero bien estudiado, a merced de una pluma que, ante todas las cosas y pese haber hecho suyo el tópico “lo breve, si bueno, dos veces bueno”, exhibe unas capacidades en sus textos que sólo pueden ser contadas por una buena pluma o por el que ha vivido experiencias parecidas. En su caso, Segura, reúne esas dos aptitudes.
Esperamos deslumbrarles otra vez con ésta, a su vez, segunda entrega.
UNA CARTA DE CONFESIÓN
Samuel, te escribo esta carta desde un lugar donde el horror es la sensación más intensa que se vive. Gracias a mis actos hoy estoy aquí, preso de mis malas acciones, no fui un buen padre para ti, ni un buen marido para tu madre, por eso hoy, preso de las llamas del dolor, me encuentro encerrado en este lugar. Desde lo más hondo de mi corazón quiero decirte que me arrepiento de todo lo que hice, no se como pude dejar que os pasase aquello, no hay un instante que pase que no me arrepienta de haber estado impasible ante aquella horrorosa situación....
Samuel, hoy soy un hombre nuevo, este lugar me ha enseñado a apreciar el calor humano, y quisiera decirte que allá donde estés, quiero que sepas que te quiero como jamás podría querer a otra persona; no soporto estar separado de ti ni un segundo más, por eso iré a buscarte cuando salga y no me separaré de ti, ni un solo instante....
Inspector, así terminaba la carta que Roberto Córcoles redactó a su hijo días antes de salir del psiquiátrico. Sin duda un caso estremecedor que dentro de un tiempo será imprescindible para los nuevos portentos en el estudio de las mentes criminales, sobre todo por la frialdad de haberse enterrado vivo junto a su hijo en un lugar inhóspito, en mitad de la nada, y poder perecer así junto a él, pasando unidos el resto de la eternidad.
FIN DE AÑO
¡Necesito una ducha! Tengo que quitarme todo esto de encima antes de que vengan mis padres, que estarán a punto de llegar, hoy es fin de año y tienen que venir a ducharse y vestirse de gala para esa maldita fiesta a la que van cada año. Ese será el mejor momento para hacerlo.
Cuando este solo y tranquilo, pondré musica clásica, me encenderé un puro de los que gasta papá y a disfrutar de los grandes momentos en soledad...
Eso era lo único que quería doctor, mi intención jamás fue quemar la casa con mi hermano dentro.... porque, por mucho que usted diga yo no tengo 94 años ni me llamo Antonio, mi nombre es Francisco Javier y tengo 17.....
De los relatos:
Miguel Ángel Segura©
De la introducción:
LITERATURA DEL MAÑANA
con la colaboración del escritor Ángel Brichs
1 comentario:
Excelentes relatos, fundamentalmente la carta de confesión, muy bien narrado, el clima generado maravilloso.
Mis felicitaciones al autor.
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