¿Qué lecturas os seducen más?

martes, 3 de agosto de 2010

El jinete dorado (artículo)




Desde que nacemos, suaves historias de príncipes y princesas, encantados y por desencantar, con sus desencantos, y encantos, prodigan por nuestras cabezas, como un mito insulso e inmaterial, de todo aquéllo que la vida, nunca sería para nosotros, y para nadie.
Ni las princesas ni los príncipes existen. Éso es algo que descubres cuando eres mayor; y, aunque much@s continúan pensando poder encontrarlos, otros nos las ingeniamos para seguir creyendo en memeces como en que algún día tendremos un descapotable -y no vale un ford escort del 85- o más “pasta” que Donald Trump, o seremos más famosos.
Pero no es dando una vuelta por Internet que nos hallamos perdidos. Y no os hablo de las múltiples pasiones digitales y analógicas que confluyen en la frikipedia; tampoco hay que ser un geek para saberlo. Es algo mucho más sencillo.
De la fama, cada día se zafan menos. Algunos piensan que es algo gratuito; otros, en cambio, la buscan toda su vida. Pero cuando vemos, y valoramos, casos como el de la Orlova y sus “Hot for words” multidisciplinares en los que nos enseña inglés, y otras cosas, entre su botox redivivo y su “tilde” claramente báltica, pensamos que, o algo falla o es que nos hemos vuelto locos de remate. O, quizás algo ha cambiado: el mundo, y nosotros con él. O deberíamos asociar ese cambio a un concepto, podríamos decir, algo más “sintético”.
De una forma u otra, hemos de tener en cuenta casos como el que, un fenómeno denominado “ARPANET”, protagonizó hace poco más de quince años, se puede decir, tranquila y llanamente, a día de hoy, que nos ha revolucionado.




“He ahí la tendencia. Ser “trendy” ha pasado de ser una vileza a algo más que moda. Es el significado de lo que somos lo que nos hace existir. Fuera de ello: la eterna oscuridad. El miedo a ser rechazados, por no ajustarnos a la medida de lo que el público desea, y exige. No nos partamos. Que no nos cause disgusto. Estaremos fuera”.




Nuevos conceptos y terminologías dispares como facebook, unfriend; y significados mucho más extremos de lo que en sí, palabras como compartir o cortar reclaman, nos han recabado, no sólo en el lenguaje HTML y otros códigos expresivos como el CHAT o el del SMS, de los cuales ya existen diccionarios especializados, sino en un ecosistema, alternativo, que se sobrealimenta de términos que conforman su carácter. Líneas de conducta y coexistencia, que cohabitan en una sociedad tecnológica y culturalmente, aunque no lo parezca, cada vez más avanzada; tanto, que no nos extrañe que, dentro de quince años más, pocos sepan quién fuera Ruby Cairo o que un trapiche no es lo mismo que un cristiano mapuche, que es muy diferente.
Demos las gracias a las nerd words de las rubias de plástico y a los efectos “catalizadores” de las WWW y su lenguaje -igual que la montura más preciosa del mundo-, tan atrapante como explosivo. De allí su ingravidez: su individualismo. Un culto al ergo, el yo de cada uno que sólo se destapa, cooperativamente, en una engañosa acción de mutualidad, con un gran objeto e invento: un teclado con el que permanecer conectados, la excusa perfecta para autoidolatrarnos.




Copyright:


Artículo:
Ángel Brichs©


Imagen:
"Money of the mind" (2010).
Autor: Abi Pap©


Publicados en este blog bajo el consentimiento de los autores:
www.literaturadart.blogspot.com


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