Ánonimo
Con el “Falling water”, Wright fue más allá en el mismo concepto de integración que arquitectos como Le Corbusier habían creado. Una proeza de la ciencia y el arte constituida, en sí misma, como un monumento que se tenía que mantener y conservar.
Y es en esa mezcla de evolución hacia lo nuevo y conservación de lo existente donde encontramos algunas de las últimas creaciones artísticas de Josep Cárceles, un escultor y pintor de relieves que está a pocos días de realizar una antología de su obra magna en la segunda exposición individual que repetirá de nuevo, este año, en la capilla del antiguo hospital de Malgrat de Mar (Girona):
http://literaturadart.blogspot.com/2010/07/josep-carceles-exposara-de-nou-la.html.
En la fotografía: Josep Cárceles, en su estudio de Malgrat. En cada una de sus obras, este escultor logra impactantes efectos allá donde exhibe, recreando -ante el espectador- símbolos ancestrales desde una óptica muy futurista.
Salvaguardar los mitos, del mismo modo en que el hombre pretende de crear nuevos, ejerciendo su mano en proyectos -considerados como imposibles, tiempo atrás- sirve para recalar en un aspecto que siempre lo ha definido como tal: su evolución.
Es en el carácter mecánico y la erosión de la materia donde Cárceles ha conseguido, fruto de un largo estudio sobre el tratamiento de los elementos que forman sus esculturas, unos resultados únicos que le ayudan a conservar los símbolos de perpetuidad que él mismo se encarga de proyectar.
Las tareas de conservación y de restauración de las piezas de mampostería, madera, yesos y hierros con los que el artista recrea los escenarios de su mente, aluden a una preceptualización de su eternidad, hecho que sería imposible sin las técnicas parejas a la rehabilitación, herederas de la arquitectura, que el posmodernismo ha traído, y adaptado, en las ingenierías de rehabilitación de los modelos clásicos de antaño.
El estilo cúbico y lineal de las formas con las que Cárceles esquematiza ideas tan ancestrales, religiosas y mitológicas, por fuerza, debe de incorporar un aura innovador que preserve su trabajo. De esa forma, reinventándose a sí mismo, en un verdadero ejercicio de I+D artística, la búsqueda de técnicas futuras -a caballo entre la ciencia y el arte- le permiten de proyectar unos baluartes a la posteridad artística que tienen mucho más en común con la casa de la cascada de Frank Lloyd Wright de lo que pudiéramos imaginar.
Se habla de modernismo, de minimalismo, de vanguardias... La arquitectura, igual que el arte de hoy, busca en la preservación del entorno e introducción de las nuevas tecnologías, junto a la situacionalidad de los espacios y el empleo de la luz natural, algo que los antiguos maestros arquitectos de las primeras civilizaciones buscaron en Gizeh, Ur o Chichén Itzá; no para traer lo rudo y salvaje a la ciudad (como Gaudí o Jujol, o los subproductos de la herencia colonial de Puig i Cadafalch), sino para unir lo moderno con lo antiguo, como podemos ver en la rehabilitación de proyectos arqueológico-culturales como el de las termas romanas de Sant Boi de Llobregat (Barcelona). Y es justamente en esa integración al medio, como planteábamos en el comienzo de este artículo, que, los nuevos proyectos escultóricos de Cárceles pretenden unir todas esas conclusiones para sorprendernos otra vez, como siempre.
Copyright:
Artículo:
Ángel Brichs©
Crítico de arte contemporáneo
Imágenes:
Josep Cárceles©
No hay comentarios:
Publicar un comentario