Desde la lejana tierra platera, Argentina, dos años más tarde de "haber cruzado el charco", tenemos el gusto de presentarles un nuevo colaborador de LITERATURA DEL MAÑANA: Rodrigo Conde. Un autor que, como añadió en el envío de sus trabajos a nuestra redacción, su interés por crear una prosa y poesía existenciales rezoma en toda su esencia, también le atribuiremos cualidades como el ritmo, algo tan perdido en la prosa y poesía actuales y que Conde sabe unir a una prosa que en tanto poética como narrativa, nunca se olvida de la fuerza expresiva que en sí misma, y para sí, la literatura siempre ha reclamado; añadiendo, por tanto, una sonoridad muy ineteresante a unos géneros que, muchos de los autores y autoras actuales han conseguido enfriar:
Te marquéHa quedado algo de mí en ti que el tiempo no puede borrar
que la voluntad no puede vencer
que la memoria nunca dejará de intentar olvidar
Te marqué
Igual que el rayo sobre la corteza de un árbol vetusto
que el temblor y el sismo sobre la estepa
que el hierro ardiente sobre la piel
Te he marcado para siempre,
como una palabra que explica lo que ninguna otra puede
y que debe usarse constantemente para hablar de lo que sólo ella sabe,
como una falla en las eras de la tierra que se acomoda en las profundidades
trastocando inevitablemente lo que reside en su superficie
Nada va a existir después de mí
Si una vez hubo principio ya no es
porque todo ha sido recreado desde que estoy aquí
Nada es seguro ya, nada existe en verdad
pero lo que no tiene cavilación ni sopeso
(ya que es inservible un conocimiento que haga dudar)
es que existe un final y es el que comienza después de mí
Ya no hay vida si yo dejo de vivir
Es una marca, solamente, como un índice o entimema
como tantas cosas que existen junto a otras
pero que, a diferencia de las que caducan y no vuelven,
éstas se mantienen porque -de algún modo- alguien las requiere
Así es como me represento en este espacio que compartimos:
soy sólo esa cosa que necesitas para saber que hay cosas que nunca mueren
y nunca se borran
Cuando sientas que hay un destino del que no podemos escapar
y que el mal es eso que nos sigue y no nos da tregua
o que sufrir es el paso diestro de este caminar que es el placer…
Recuerda que soy esa marca, esa cicatriz que nunca va a sanar
porque estaré siempre ahí para mantener en vigilia este acto esforzado
que es nuestra felicidad
Nada va a existir después de mí…
Lo que nunca tendrásUna canción de otros años
una voz que queda en la distancia
una foto que no puedes encontrar
Esto basta para hacerte recordar
que lo que tuviste, lo que fue tuyo, es lo que nunca tendrás
Millones de paisajes existen en la faz de la tierra:
océanos, montañas, ríos, acantilados, lagos, desiertos…
Cuadros y cuadros sin fin
que podrás ver y sentir
pero nunca podrás tener
Millones de mujeres hermosas habitan la faz de la tierra
cientos de miles y miles que nunca conocerás
Hay cientos que ves, deseas y podrías tener
pero la que nunca será tuya
es la que duerme contigo hasta el amanecer
Lo difícil no es lograr lo que deseamos con fervor,
lo realmente arduo es aceptar que apenas lo tengamos
será el momento en que jamás volverá…
A esa muchacha la anhelé tanto tiempo
hasta que finalmente durmió junto a mí
y se dejó arropar con mis piernas
largas noches enteras
Pero cómo haré ahora para aceptar
que ella no estará más?
sino es a causa de otro hombre
sino es a causa de una nueva mujer
sino es a causa del tiempo
sino es a causa del corazón que deja de querer
Las mujeres que no tenemos
duelen, como un corte en el pecho
Pero las mujeres que tuvimos
son las que no volveremos a tener
y esas son un rosal envenenado
que nos pincha solamente una vez
Todo fue hermoso…
ahora dime, cómo me saco tu veneno, mujer?
Mis brazos son grandes
y han tenido más mujeres
de las que podían atrapar
Por qué me siento entonces
como si hubiera robado
bocanadas de humo con las manos?
Tú te vas también, mujer…
Has sido mía infinidad de veces:
tú fuiste como una roca
y yo como la ola cayéndote una y otra vez
He dejado marcas en tu cuerpo
y he moldeado mi forma en ti
Pero ahora te vas y otros hombres te tendrán,
cuando yo duerma solo en mi cama
recordaré las veces que te tuve
y reviviré todas las escenas y todos los actos,
pero la sensación de tu cuerpo caliente
ya no volverá jamás
Sólo un instante poseemos lo que es nuestro
pero cuando el instante se va
lo que es nuestro no nos pertenece más
Todo fue hermoso…
ahora dime, cómo me saco tu veneno, mujer?
Desde hace años (relato)
Desde hace años me levanto con una sensación en la garganta, como si tuviera algo atascado, algo a medio camino entre salir por la boca o entrar definitivamente.
A veces paso días enteros con esa molestia... Me esfuerzo inútilmente contrayendo los músculos y presionando de abajo hacia arriba para sacar ‘éso’ que aunque no me obstruye la respiración ni la alimentación, me incomoda sobremanera con su porfiada e irreconocible existencia.
Lo intenté todo, metí los dedos y busqué... pero nada, nada que pudiera parecer fuera de lo normal, quise provocar el vómito, intenté la regurgitación, no. Tosí una y otra vez hasta lastimarme, pero era como si no hubiera nada en mi garganta. Busqué luego tragarlo, creyendo que estaba demasiado profundo para poder expulsarlo por la boca, intenté tragar usando agua, con pan, con carne... pero sin resultados. No había forma de liberarme de esa molestia.
Todos los días al levantarme, esa sensación de algo extraño dentro de mí, siempre, como un dolor leve en la garganta, justo arriba de la nuez, siempre... hasta hoy.
Sucedió a eso de la medianoche, no estaba intentándolo ni sentía nada, ni pensaba en ello siquiera. Cuando me disponía a dormir me di cuenta sin sobresaltarme que ya había salido; noté algo en la boca de un tamaño considerable, estaba ahí de pronto, sin saber cómo. Cuando palpé con la lengua sentí una repulsión inexplicable y escupí. Al prender la luz lo vi: era un pedazo de carne carcomido, rojizo. Al acercarme descubrí que era una manito, muy pequeña y con dedos cortos y rollizos, las uñitas mordisqueadas.
Era mi mano cuando yo era niño.
Algunas notas sobre el autor...
Rodrigo Conde es un escritor y periodista argentino residente en Zaragoza, (España). Desde joven sintió, como muchos escritores, un impulso que lo condujo por las lares literarias culminando, por fin, un poemario que responde con el título de "II". Hace poco más de un año, abandonó la lírica para pasarse a la conquista de esa prosa que recala -un poco más si cabe- en el criterio del autor, quizás hasta con ciertas similitudes con su estilo y estética anteriores: el ensayo.
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Copyright:
Poemas, relato, fuente para la reseña e imagen:
Rodrigo Conde©
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